Somos el Aula Hospitalaria del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza, dependemos del Departamento de Educación del Gobierno de Aragón y atendemos escolarmente a los chicos y chicas de entre 3 y 16 años que están hospitalizados.
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CUENTACUENTOS DE LA ASOCIACIÓN ARAGONESA DE ESCRITORES 1 DE JUNIO DE 2016

La Asociación Española de Escritoras nos ha vuelto a regalar una mañana de cuentos en el Aula Hospitalaria. Esta vez han sido Alejandro Corral y Michel Suñén, acompañados por María Pilar Callizo quienes han compartido con los chiquillos del Aula un rato de ilusión y fantasía.
Esto nos cuentan María Pilar y Michel:


UN CUENTO, UNA SONRISA

Mi padre decía que a partir de los 35, el tiempo va cogiendo velocidad. Es así. Parece que ha pasado tan sólo un mes desde que celebramos “Un cuento, una sonrisa” en Navidad y acabamos de hacer las XIV Jornadas dentro del programa de actividades de la Feria del Libro de Zaragoza 2016.
Como siempre, voy muy bien acompañada por escritores, cargados con sus cuentos y llenos de ilusión y cariño para compartirlos con los niños en Oncopediatría y en el Aula Hospitalaria. En esta ocasión participaron el lunes 30 de mayo, Trinidad Ruiz Marcellán y Carlos Tundidor, que transportaron a los niños en un viaje imaginario alrededor del mundo en 80 días –Verne-. También escucharon los consejos de Samaniego, con “La gallina de los huevos de oro”. Todo ello, con la colaboración de Mónica –musicoterapeuta de ASPANOA.
El 1 de junio, en el Aula Hospitalaria, Alejandro Corral Orea les leyó a los mayores “El corazón rojo”, de José Luis Corral. Todos estuvieron muy atentos y le hicieron un montón de preguntas.
El tiempo se pasó rápido. Casi se nos olvidó mirar el reloj.
Mientras tanto, Michel Suñén les trajo a los peques dos cabezudos: el Robaculeros y la Pilara, dos cuentos de los que es autor. Los niños escucharon y participaron en sus historias con gran entusiasmo.
Para terminar, hubo reparto de regalos. En esta ocasión por gentileza de El Corte Inglés y Flores la Orquídea. Los carteles, elaborados como en ocasiones anteriores por la imprenta Juan Parrilla, en estas Jornadas se dedicaron al Quijote.
No quiero olvidarme de ASPANOA: Juan Carlos, Gemma… y de sus voluntarios. Tampoco de Eduardo, Jesús y María, profesores del aula hospitalaria; del hospital Miguel Servet y de su personal sanitario.
“Un cuento, una sonrisa” nació para sus protagonistas, los niños: Unai, Laura, Aitana, Andrea, Lucía, Raquel, Adrián, María…, con la idea de que pasasen una tarde y una mañana llenas de magia, imaginación y sonrisas.
La Asociación Aragonesa de Escritores y yo, como coordinadora de esta actividad, os damos a todos las gracias. Una vez más, los buenos deseos de todos, se han visto cumplidos.
Mª Pilar T. Callizo
Escrirora

Una inyección de entusiasmo

Ayer estuve en el aula hospitalaria del Miguel Servet en compañía de una panda inolvidable. Dentro de la XIV jornada de lectura Un cuento, una sonrisa, compartí un par de mis cuentos cabezudos con niños tan encantadores y llenos de alegría como Aitana, Paula, Lidia, Lucía, María, Adrián y Eneko. En este espacio escolar tan especial, ellos me regalaron sus sonrisas, su ilusión, su compañía, sus ganas de pasarlo bien. Después de la lectura y el canturreo más bien poco afinado de un par de canciones de los cabezudos, me quedé un buen rato jugando con ellos, viendo cómo recibían sus regalos, observando cómo montaban pulseras las mayores y siendo sometido a varios chequeos médicos muy divertidos por parte de las chiquitinas, que manejaban como nadie sus maletines médicos de juguete Doctor Kid de Dideco. También estuve un rato con Adrián, un chaval muy desenvuelto que me confesó su madridismo y con el que hablamos sobre la final de Champions y los lanzamientos de penaltis, y me lo pasé genial viendo cómo el pequeño Eneko reparaba imaginariamente la pared con sus herramientas de colores.
Salí del aula emocionado, agradecido por ese rato de alegría e ilusión que los niños —y sus profesores— nos habían regalado. Ojalá pueda volver a veros pronto a todos, corriendo delante de esos mismos cabezudos que nos han unido.
Míchel Suñén